¡ Vacío !
¿Existe alguien que se levante cada día y haga su mayor esfuerzo por ser infeliz?
¿Que dedique todo su tiempo, talento y energía a vivir de la peor manera posible? Si bien cada persona es única e irrepetible, todos hacemos lo posible por estar bien e intentar alcanzar una vida de mayor plenitud. Ahora bien, ¿si todos hacemos ese esfuerzo que entendemos es para bien, porqué en general estamos tan mal o frustrados en nuestros deseos de superación? ¿A qué se debe tanta angustia, depresión y violencia entre las personas como también dentro de las diferentes sociedades? Porque en nuestra genuina búsqueda de felicidad si bien los caminos parecieran ser infinitos, son realmente pocos los que nos pueden aportar lo que necesitamos verdaderamente. Y esos pocos caminos hablan de algo muy conocido pero bastante mal experimentado por las personas: el AMOR. Ese sentimiento profundo y misterioso tan maltratado en general, pero del cual dependen los seres humanos. Toda acción humana —consciente o no— responde a nuestra necesidad de amar y de ser amados.
¿Existe un único amor para todos por igual? ¿Qué o quién puede determinar si un amor es el adecuado o conveniente para alcanzar plenitud? ¿Qué es en definitiva el amor, de dónde proviene y porqué? Cada vida humana es una pregunta y respuesta sobre nuestra existencia. Cada uno es responsable de las decisiones y elecciones de caminos para su felicidad. Y si bien en la actualidad se presentan múltiples caminos muy atractivos y amigables, muchos de ellos solo conducen al abismo existencial. A ese vacío de sentido que termina secando todo espíritu humano, transformándolo en un alma sedienta-crónica.
Este libro habla de un camino particular que no es nuevo para el mundo, pero que tampoco fue descubierto del todo en su verdadera dimensión. Porque si lo hubiese sido, otra sería la historia, otro el hombre y otra la sociedad. Veintiún siglos después la santidad tiene mucho que decirnos y aportarnos en nuestra búsqueda de realización personal. Dejemos de lado posibles prejuicios formados, malas experiencias obtenidas y abrámonos con corazón sincero a uno de los mayores misterios de la historia: Dios con nosotros y entre nosotros.
